El mago Luca di Giacomo se sube a las tablas del Cabaret del Espacio Iber-Caja Delicias para ofrecernos un viaje en clave de asombro.
Esta podría ser una suerte de sinopsis del show que es «The Journey» y que recaló en Madrid de la mano de la productora LetsGo.
Nos gusta la magia, pero, amigos y amigas, no todos los magos o profesionales que hemos visto, de este noble arte, nos suelen convencer. Con Di Giacomo, hemos experimentado lo que podríamos llamar una «Experiencia correctiva». Ojo a esta expresión porque nada tiene que ver con la idea de «correctivo» en el sentido de «castigo» sino, al contrario, con la idea de corregir experiencias del pasado tal vez un tanto decepcionantes. Es una expresión que suele emplearse en psicoterapia para promover la exposición, en condiciones de seguridad, a una experiencia que corrija anteriores situaciones que no salieron bien y que dejaron en la psique de los pacientes un poso de desengaño, indefensión o frustración.
El marketing de la propuesta trataba de vendernos al mago Di Giacomo como un hombre infatigable que se pateó el mundo y a base de ensayo y error, o de la fabulosa escuela de aprendizaje del enfréntate y fracasa, logró ir ascendiendo y mejorando sus métodos hasta el punto de haber sido, en su día, mago en el parque del retiro de Madrid y terminar haciendo funciones privadas para jeques o reyes de Oriente Medio. Su pasión por la magia queda bien reflejada en la dramaturgia que vertebra el espectáculo «The Journey» que se hilvana para contarnos una historia, casi la fábula, de un viaje; del periplo que emprendería Di Giacomo para llegar hasta donde ha llegado.
A través de sus diferentes hitos vitales en el mundo de la magia, conectados con diferentes lugares del mundo en los que aprendió y vivió una serie de cosas, Di Giacomo va haciendo gala de una serie de números de magia de esos que son capaces de dejarte asombrado por cuanto poseen de clásicos y por lo bien ejecutados que están.
Asistiremos a trucos de persona metida dentro de una caja y atravesada por las hojas de varias espadas, persona separada por la mitad dentro de una caja, paloma apareciendo de una figura de origami, etcétera. Todos y cada uno de los efectos dejarán pasmado al espectador. Esa es la magia: creer que lo que ves frente a ti pueda estar ocurriendo aunque sepas que es imposible. Y he ahí el disfrute de este espectáculo que tal vez podría durar algo más para demorar en el público esa ilusión de realidad tan lograda.
Nuestra enhorabuena a Di Giacomo por conseguir reconciliarnos con esa magia que, siendo niños, dejó impronta en nosotros, los adultos, y que, otra vez, nos ha hecho creer en ese mantra un tanto desgastado que repite el mago en «The Journey» de que todo es posible. Solo hay que creer en ello.
Al menos, dentro del recinto en el que pudimos disfrutar del show, esto se cumplió a rajatabla.
THE JOURNEY, DE LUCAS DI GIACOMO
PUNTUACIÓN: 4 CABALLOS (Sobre cinco).
Se subirán a este caballo: Quienes deseen reconciliarse con la magia que les dejó impronta en su infancia.
Se bajarán de este caballo: Quienes vayan de casa con la ilusión justita.
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Producción: Letsgo
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Una crítica de Mi Reino Por Un Caballo
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