Reunidos para celebrar los diez años de The Hole, en unas nuevas instalaciones ubicadas en el Espacio Ibercaja Delicias, con la esencia del original (sus números acrobáticos o algunos personajes icónicos), The Hole X aporta la novedad de añadir algún número nuevo sin dejar de poner la dentellada en la actualidad política y social.
Esta podría ser una suerte de sinopsis del espectáculo «The Hole X» que nosotros pudimos ver en Madrid con Miguel Lago como maestro de ceremonias.
Si nos remontamos a los orígenes de la palabra francesa Cabaret, veremos que esta servía, de manera primigenia, para aludir a una taberna. Más tarde, el término derivaría en la que todos tenemos hoy en mente: sal de espectáculos nocturnos donde poder ver danza, música y canciones. En los primeros espectáculos del cabaret atesoraban su quintaesencia en actuaciones de bailarinas, músicos, cantautores y, sí, números de travestismo. Logicamente, poco a poco el cabaret se fue ensanchando e hibridando con las maneras del music hall ofreciendo más números musicales, de acrobacias o actuaciones de comedia.
Uno podría pensar que tras la decadencia que sufrió este tipo de salas y sus actuaciones, no volverían a resucitar con la misma fuerza porque la irrupción de la televisión, la tecnología, etcétera, los habñia sentenciado, pero, amigos y amigas, el cabaret es ave Fénix que sabe renacer y lo más importante reinventarse para ofrecer nuevos géneros al público. Si no fuese así, no se explicaría el fenómeno de The Hole, que lleva años llenando salas con audiencias ávidas de burlesque, de un poco de diversión canalla y volver a sentir eso que, tal vez, podían sentir los/as espectadores/as de lugares como El Quatre Gats de la Barcelona de principios de S. XX o del Moulin Rouge de París.
Ahora bien. ¿Qué nos ofrece este cabaret 2.0, este cabaret para el S. XXI, este cabaret de los tiempos pandémicos? Pues veamos. Primero, un estilo más fiel a la tradición del Folies Bergère que contaba con mesas y sillas con bar (aunque no restaurante). Un espacio amplio, muy amplio, el del Espacio Ibercaja Delicias que puede acoger bajo sus carpas a un gran aforo y mesas con unos cuatro espectadores cada una. Las mejores mesas son aquellas que más cerca estén del escenario, dado que este no está demasiado elevado en tarima y no sabemos si desde el fondo de la sala el público puede alcanzar una buena visibilidad. En escena un discurrir de varietés que van desde la música a capella a los bailes, las acrobacias (las aéreas sobre todo), algo de música y la coducción de un burlesque o parodias comandadas por el anfitrión de turno de la velada. En escena: la Generala/Pitonisa/Madame, Vinilla Von Bismark, (que cansa un poco con lo de su sanbenito de los selfies), el Pony Loco (en el papel de un libidinoso que no controla su potencia sexual cuerpo de gym y pene de… y pene); los mayordomos que cantan a capella e hilvanan los diferentes cuadros que se van sucediendo, las supernenas (al estilo Hentai Yuri), las X girls, Supergold (la cuota de latin lover en modo acrobacias aéreas), Dilya (la Marilyn curvy ambién aérea que no etérea), el dúo Flash y, como cierre, el espectáculo de Flying pole y bathtub de Oleg -Abdominales- Tatarynov. Ingredientes para que las dos horas del espectáculo avancen ágiles aunque no con toda la riqueza que desearíamos (Por ejemplo en lo que respecta a los números aéreos, que se repiten demasiado con algunas pequeñas variaciones). Tal vez el número final de la bañera es el que más nos pudo llamar la atención por su complejidad y fuerza plástica así como el de la pintura fluorescente.
El día que nosotros estuvimos, con Miguel Lago como cicerone, todo era bastante mejorable. Bastante. En cualquier caso, asumimos que quien acude a un espectáculo tipo cabaret ya lo hace con la idea preconcebida acerca de lo que se va a encontrar (o, mejor, de lo que se desea encontrar): humor, ironía, musica, parodia con un toque canalla y trasgresor. Eso está muy bien, pero qué es la trasgresión. Detengámonos en ese concepto tan facilmente asimilable (definición de la RAE: quebrantar , violar un precepto , ley o estatuto) a la par que no tan facilmente objetivable.
Hace mucho tiempo, trasgredir implicaba un ejercicio de valentía, de coraje, de voluntad e involucraba solo a unos pocos, a una minoría capaz de romper un esquema dado. De acuerdo. ¿Pero qué ocurre hoy? pues que la irreverencia se ha convertido en mainstream y, por consiguiente, la irreverencia roza la nada y está más cerca de un acto conservador que trasgresor. Los mismos chascarrillos se repiten en diferentes programas de televisión, radios, prensa, espectáculos y todo parece seguir un cauce reconocible y hasta cierto punto lamentable. Para alcanzar la no irrelevancia, ese humor se viste de trasgresor con indumentaria no de sastrería sino de segunda mano añadiéndosele una pizca de zafiedad, insolencia mal entendida o incluso de mal gusto. Todo vale para marcar una distinción dentro de tanto aspaviento intercambiable. A nosotros, ese humor zafio y rancio, nos hace bostezar. No hay en este The Hole X esa trasgresión vitalista y arrolladora casi propia de un brujo, de un revolucionario o de un héroe. No va por ahí. Aquí hay la misma trasgresión que en un anuncio de D&G: enseñamos, hasta un punto controlable, penes/tetas/culos (no necesariamente en este orden cronológico) y salpimentamos con algo de bromas políticas ad hoc (comprobado: meterse, inmotivadamente, con Pedro Sánchez siempre atrae a una parte de la bancada), coreografías tontorronas y otros repertorios similares y, listo. ¡Conseguido! Combo: nos burlamos de todos y de todo (y qué canallas somos): nos metemos con los gordos, los feos, los de izquierdas, los de derechas (menos) y con la ultraderecha (mucho menos), las feministas (con los machonazis ya no tanto), con algunos corruptos, con los transexuales y, lo más dificil de todo, logramos que el público se «ría». Miraculous. Totum revolutum para una alquimia que no llega nunca.
Lo mejor: que uno es consciente de lo que va buscando. Entretenimiento sin miramientos y desconectar de una semana de curro. Pero ojo, no llamemos trasgresor a aquello que se sustenta en los raíles de lo mainstream a toda costa. Trasgresor es, yo que sé…: un chico o una chica transexual, de cualquier barrio de España que ha decidido dejar de tener miedo. Y salir por la calle con la cabeza bien alta. Por ejemplo. Sí. Pero, ojo, que querer desconectar de una semana de curro estresante y agotador y tomarse unas cervezas viendo The Hole X, es totalmente legítimo. Aceptamos a la rata María del Mar y el «más de lo mismo» como animales de compañía.
THE HOLE X
PUNTUACIÓN: 2 CABALLOS Y 1 PONI (Sobre cinco)
Se subirán a este caballo: Quienes busquen una suerte de despedida de soltero/a sin tener que dejar de serlo.
Se bajarán de este caballo: Quienes huyan de subterfugios.
***
FICHA ARTÍSTICA
DIRECCIÓN
Gabriel Chamé
Buendía
DIRECTOR RESIDENTE Y
AYUDANTE DE DIRECCIÓN
José Luis Sixto
DIRECCIÓN ARTÍSTICA
Ernest Coll
GUIÓN
Alex O’Dogherty
DISEÑO DE VESTUARIO
Nicolás Vaudelet
CONFECCIÓN DE
VESTUARIO
Rafael Solís
DISEÑO DE ESCENOGRAFÍA
Miguel Brayda
DISEÑO DE NUEVOS
ELEMENTOS
ESCENOGRÁFICOS
Felype de Lima
ADAPTACIÓN DISEÑO DE
ILUMINACIÓN
Himar Santana
COREÓGRAFO
Guillermo Weickert
COACH MC
Alex O’Dogherty
DISEÑO DE MÚSICA Y
EFECTOS DE SONIDO
Marc Álvarez
DISEÑO DE PELUQUERÍA
Y MAQUILLAJE
Olaya Brandon
PRODUCTORA EJECUTIVA
May Collado
PRODUCCIÓN TÉCNICA
José Luis Alonso
ASISTENTE PRODUCCIÓN
TÉCNICA DE GRAN
CABARET
Roberta Guarino
DIRECCIÓN DE CASTING
Ernest Coll
REGIDURÍA
Ania Aldama
JEFE DE LUCES
Himar Santana /
Miguel Salinero
JEFE DE SONIDO
Sandro Molina
MICROFONISTA
Juanjo Valmorisco
MAQUINISTAS Y UTILERÍA
Toñi de León /
José Luis Alonso
CONTROL DE RIGGER
Ranti Moreno
CAÑONEROS
Alejandro Arnaiz
Alejandro Rodríguez
JEFA DE VESTUARIO
Reyes Carrasco
SONIDO Y LUCES
Fluge
***
Una crítica de Mi Reino Por Un Caballo
Síguenos en Facebook: https://www.facebook.com/www.mireinoporuncaballo.blog
Y en Instagram: https://www.instagram.com/mireinopor/