Un esclavo, mordaz y pícaro, se entera de que el hijo de su amo ha caído enamorado de una virginal jovencita y aprovecha para ofrecerse como celestino a cambio de una cosa: la libertad. De todas formas, no va a ser tarea fácil llegar a conseguir que los dos jovencitos terminen juntos porque ella ya ha sido vendida a un poderoso militar romano.
Esta podría ser una suerte de sinopsis de la obra «Golfus de Roma» que, originalmente producida en Broadway por Harold S. Prince, dirigida en esta producción española por Daniel Anglés y con un reparto coral encabezado por Carlos Latre, nosotros hemos podido ver en el Teatro La Latina, en Madrid.
Nos vamos a Roma. A la Roma capitalina del período Imperial. De la mano de un musical en clave de comedia que ya en su día pasó por España con un Javier Gurruchaga en el papel del esclavo que en esta versión encarna Latre. Todo está dispuesto para captar de modo benévolo, quizás demasiado benévolo, la risa del público. Con un argumento y unos personajes que no dejan de ser una especie de mezcla de diferentes comedias de Plauto, aquí nos toparemos, qué duda cabe, con la personalísima huella de su actor principal que no cejará en guiños al respetable en sus butacas (guiños insertados en la función, tal vez, para distender al personal o sacarle una gracia añadida no vaya a ser que el texto, per se, se le haga un poco repetitivo). A ver, una gran parte de los/las que ocupan las butacas del Teatro La Latina no acuden por Plauto como referencia (Y mira que Plauto era más populista y atrevido que el otro autor de su época, el contenido e intelectualoide Terencio). Tal vez, los que acuden, tengan en mente la peli de Richard Lester, la del 66, en la que hacía su última aparición cinematográfica un veterano Buster Keaton, nada menos. Es solo una hipótesis, porque el público más joven quizá ni siquiera haya visto la película ni oído hablar en su vida del musical de Broadway del año 62 o no haya oído hablar, en su vida, del mismísimo Stephen Sondheim. Digámoslo así: la producción está al servicio de Latre (que no tanto al revés) y el público, a grosso modo, acude al reclamo del cómico curtido en la pequeña pantalla.
El título original, en inglés, de la obra traducida al español como «Golfus de Roma», es, agárrense: «A funny thing happened on the way to the Forum» («Una cosa divertida sucedió de camino al Foro», literalmente). La pieza original está basada en las obras «Miles Gloriosus», «Pseudolus», y «Mostellaria» del comediógrafo latino Plauto (251-183 A. C.) De Plauto (no confundir con Pluto el perro amarillo de Mickey Mouse) se dice que escribía para intentar divertir, (no con el fin de analizar psicológicamente a sus personajes) y que sus obras eran un constante fluir de acciones y de, mutatis mutandis, sketches cómicos, completamente al margen de otras preocupaciones ¿Trazo grueso? Efectivamente. Bingo. De eso nos damos cuenta desde el prólogo y hasta el final de esta función: todo será un permanente ir y venir de situaciones que se suceden en los tres ambientes que se agolpan en el escenario: la caravana del viejo Erronius, la casa de Senex y el lupanar/burdel de Lycus.
Hay múltiples guiños a los que el espectador puede dar caza. Comenzando por los nombres de los personajes (Pseudolus significa «liante», Lycus/ «lobo», Senex/ viejo, Erronius/Errante, Miles Gloriosus/soldado fanfarrón, etcétera) y siguiendo por los innumerables chascarrillos que obtienen su gracia de la contradicción que encierran, de lo ridículo de decir una cosa y su contraria. Por supuesto, otros guiños más prosaicos caen del lado de Latre al que la dirección parece pedirle que imite a algunos de sus personajes más televisivos. Claro. Es difícil deshacerse de ese «la(s)tre» incluso poniéndose en los zapatos de un personaje cómico con entidad propia como el Pseudolus que encarna razonablemente bien. Arropado por un plantel de actores y actrices que lo dan todo y que hacen las veces de intérpretes, cómicos, músicos, la obra no se atreve, apenas, o no lo logra, a romper con su blanco y más que blanco, esquema de «para toda la familia». No es el objeto de esta crítica compararla con montajes previos y menos, aún, con la película de Lester (incomparable, desde luego), pero sí con otros musicales que hemos visto y debemos señalar que sentimos que las producciones no se esmeran en captar una audiencia más canalla, más golfa (y nunca mejor dicho) pues pocos contienen elementos de mordacidad, de ironía, de inteligente insolencia o sublime provocación.
De este peplum (totum) revolutum cómico nos quedamos con la habilidad de Latre para aumentar un poco más sus registros (nos gusta cuando no se convierte en la Bruja Lola o en Boris Izaguirre) y ser capaz de mantener el carisma rivalizando con otros actores y actrices que le arropan y le sacan, es sí, algo de ventaja en la parte musical/cantada. Nos quedamos con el trabajazo de quienes ponen la música en directo al espectáculo y con algunas interpretaciones por encima de otras: en particular con la de Hysterium o la de Erronius (estupendos ambos en su vis cómica y sus reflejos) aunque hemos de reconocer que el casting está bastante equilibrado. Cierto es que Eros nos despista con su ambigüedad y más pareciese propenso a enamorarse de un soldado de Miles Gloriosus (o de este último) que de la joven y virginal Filia. Entendemos el juego deliberado con su ambigüedad sexual, pero una cosa es ser inocente y cándido y otra la orientación sexual. En cualquier caso, aceptamos la idea de la dirección del personaje.
Nada chirría especialmente en este Golfus de Roma más allá de sus casi dos horas y media o del hecho en sí de que pese a estar hablándonos de golfus, la obra no quedado muy golfa (sí, descartamos también como golfos los momentos en que las chicas y chicos de la casa de Lycus hacen su presentación a modo de mercancía que se quedan en una suerte de alarde de abdominales, y de contorsiones básicas tipo spagat).
Pero en cualquier caso, amigos y amigas, como dice Pseudolus en la canción inicial: «Hoy no hay nada trágico. Si es cómico es mejor«. (Si este Golfus fuese más cómico, mejor). Aunque, de acuerdo, la vida ya sirve, sin duda, sus pequeños sorbos de tragedia.
GOLFUS DE ROMA.
PUNTUACIÓN: 3 CABALLOS (Sobre cinco)
Se subirán a este caballo: Quienes busquen una comedia Plautina e inocentona de enredos y desenredos.
Se bajarán de este caballo: Quienes esperen un punto más canalla detrás de tantos kilos de humor blanco.
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FICHA ARTÍSTICA:
Dirección: Daniel Anglès
Reparto: Carlos Latre, Diego Molero, Eva Diago, Eloi Gómez, Frank Capdet, Meritxell Duró,
Ana San Martín, Iñigo Etayo, OriolO, Mireia Morera, Pol Roselló, Carles Vallès, Gara Roda
Berenguer Aina, Mercedes Olmeda, Eduard Marcet, Alex Iglesias, Curro Ávila, Laura Masferrer
Pablo Rodríguez, Pablo Zarco, Xavier Mestres
Covers:
Àngels Cervelló y Ernest Fuster
Músicas y letras: Stephen Sondheim
Libreto: Burt Shevelove y Larry Gelbart
Adaptación al castellano: Daniel Anglès y Marc Gómez
Arreglos musicales: Sergi Cuenca
Codirección: Roger Julià
Coreografía: Óscar Reyes
Dirección musical: Xavier Mestres
Escenografía y Vestuario: Montse Amenós
Iluminación: Xavier Costas
Sonido: Jordi Ballbé
Caracterización: Núria Llunell
Dirección de producción: Maite Pijuan
Jefa de producción y producción ejecutiva: Marina Vilardell
Producción ejecutiva: Mireia Farrarons
Ayudante de dirección y coreografía: Gara Roda
Ayudante de escenografía y vestuario: Carlota Ricart
Asesoramiento magia: Mag Lari
Director técnico: Moises Cuenca
Oficina técnica: David Ruiz
Regidora: Julia Bofarull
Maquillaje y peluquería: Alba Jiménez y Jorge Barrionuevo
Sastra: Amaranta Albornoz y Sara García
Operadora de luces: Paula Costas
Operador de sonido: Enric Viñeta y Rubén Cuadrado
Técnico inalámbricos: Miguel López
Técnico de maquinaria compañía: Julio Chuliá
Técnico de maquinaria teatro La Latina: Siles
Cañones: Alejandro López y Sergio Nieto
Diseño de vuelo: El Telar
Programador de teclados y secuencias: Àngel Valverde
Pianista de ensayos: Miquel González
Construcción escenografía: Arts Cenics y Jorba
Construcción caja de magia: Taller d’escenografia Sant Cugat
Construcción busto: Grau Alcázar Maquetas
Confección vestuario: Goretti
Confección telones: Pilar Albaladejo (Pro Escena)
Pirotecnia: Dídac Atzet (Pantera Produzione)
Prensa: Albert López
Márquetin y comunicación: Publispec
Diseño de imagen: Steph Pyne
Diseño de aplicaciones: Santi&Kco
Fotografía: David Ruano
«A Funny Thing Happened on the Way to the Forum»
Originalmente producida en Broadway por Harold S. Prince
Presentado en acuerdo con Music Theatre International (Europe): http://www.mtishows.eu
Una coproducción del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y Focus
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Una crítica de Mi Reino Por Un Caballo
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