Un hombre que conduce su coche se cruza, en la carretera, con un ciclista al que atropella. Desde ese momento, el conductor, con conciencia de culpa pese a que el ciclista ha resultado ileso, acepta una propuesta de este último: salir juntos a montar en bici e iniciar, así, una amistad.
Esta podría ser una suerte de sinopsis de la obra «El ciclista utópico» que, escrita por Alberto de Casso, dirigida por Yayo Cáceres e interpretada por Fran Perea y Fernando Soto, nosotros hemos podido ver en el Teatro Galileo, en Madrid.
Dice el escritor norteamericano, Donald Westlake, que el género de la comedia negra es uno de los «géneros más realistas que existen». Si me hago cargo de sus palabras, diría que así es la vida: una comedia negra o negrísima (aunque creo que muchos/as tacharían esta afirmación de ingenua dadas las dramáticas circunstancias de algunas personas en su paso por este mundo). Lo que sí está claro es que el género de comedia negra se ha impuesto poco a poco en lo artístico (cine, literatura, teatro) y parece haberse ganado hueco de entidad propia. Bajo este sustrato está escrita la obra de De Casso que profundiza en la imposibilidad de una amistad forzosa o forzada por los acontecimientos.
Perea interpreta al conductor que arrolla a un ciclista. Lo de utópico, pienso, se desprende de la falta de entusiasmo hacia la bicicleta del personaje que interpreta Soto. Tal vez la bicicleta sea solo el pretexto para salir de casa, para no abandonarse por completo a una desidia que lo carcome. Su papel, que es el más agradecido en cuanto sustancia interpretativa, nos ofrece el dibujo de un hombre que parece habitar una existencia alejada de todo compromiso ético, moral, más próximo a una carencia, mal reconocida, de soledades no deseadas, horas muertas en bares de carretera, conversaciones sin un ápice de trascendentalismo.
El personaje que interpreta Fernando Soto podría ser tomado, casi, a modo de reverso egodistónico del personaje que interpreta Fran Perea: esa sombra alargada, cafre, perturbadora y malhablada de la que todos intentamos escapar. Y así se suceden la historia: más allá de una analogía de hombre-sombra, el ciclista arrollado se convierte en la sombra del conductor que se siente culpable por el atropello. La trama, previsiblemente, se ajusta a lo que uno tiene en la cabeza con relación al orden de los acontecimientos (dadas las coordenadas). El personaje de Perea soporta la compañía del amigo forzado hasta un punto en que la situación colapsa, tras un mes de conocerse y el final se precipita (nunca peor dicho).
Me gustan varias cosas: que el texto es ágil y que está dirigido sin que nada chirríe demasiado. Que ambas interpretaciones fluyan con franqueza, con buen ritmo, pese a que, eso sí, hay algún momento en que la trama se enreda sobre sí misma y parece dar vueltas a una idea que no acaba de ofrecer novedad alguna (es sobre todo en las escenas del colegio y del bar en las que siento que la historia parece estar subiendo un puerto de montaña y el pedaleo es más lento). Posee esta pieza una buena dosis de humor y sarcasmo, pero ciertamente no me conduce a una reflexión más allá.
Alguien encontrará, como no, correlatos sociales y verá en ella una metáfora en torno a las dos Españas, incluso en torno al asunto de la lucha de clases, pero diría que tales apreciaciones entran dentro de lo meramente especulativo puesto que el autor no emplea pincelada fina en asuntos como los señalados. Todo el subtexto posible, toda letra pequeña no deja de sonar, aquí, también a utópica urdimbre.
EL CICLISTA UTÓPICO
PUNTUACIÓN: 3 CABALLOS (Sobre 5)
Se subirán a este caballo: Quienes disfruten con una comedia negra en torno a las amistades imposibles.
Se bajarán de este caballo: Quienes crean que la historia no aporta demasiada originalidad.
FICHA ARTÍSTICA
Autor: ALBERTO DE CASSO
Dirección: YAYO CÁCERES
Reparto: Fran Perea y Fernando Soto
Espacio escénico: CAROLINA GONZÁLEZ
Iluminación: MIGUEL ÁNGEL CAMACHO
Vestuario: TATIANA DE SARABIA
Música y espacio sonoro: YAYO CÁCERES y FRAN PEREA
Dirección técnica: ALEJANDRO GALLO
Maquinaria: FEDE RUIZ
Construcción escenografía: Mambo Decorados, S.L.
Producción Musical: Alfonso Samos
Pintura telón y acabados: Sfumato
Diseño gráfico: Gorka Garmendia
Fotografía: Quique Marí
Comunicación: Marea GlobalCOM
Dirección de producción: JAVIER MÁRQUEZ
Producción Ejecutiva: JAVIER MÁRQUEZ
Distribución: Marea GlobalCOM
***
Una crítica de Mi Reino Por Un Caballo
Síguenos en Facebook: https://www.facebook.com/www.mireinoporuncaballo.blog
Y en Instagram: https://www.instagram.com/mireinopor/