Una pareja, Esteban y Marigel, regentan una ferretería. Ambos representan un matrimonio gris, de vida monótona. Un día deciden ir al teatro y, a partir de ese momento, la vida de él cambiará de un modo radical.
Esta podría ser una suerte de sinopsis de la obra «Con lo bien que estábamos» que, con producción de Nueve de nueve Teatro, con texto y dirección de José Troncoso y protagonizada por Carmen Barrantes y Jorge Usón, nosotros hemos podido ver en la Sala principal del Teatro Español de Madrid.
Una de las cosas en las que solemos fijarnos con especial interés en una obra teatral es en el desarrollo de la historia, en cómo está contada, qué aspectos narrativos funcionan y generan clímax o anti clímax, cuáles son los contenidos, la poética utilizada, el empleo del lenguaje, la estructura de la narración, etcétera. Cuando leímos la sinopsis, de la obra que aquí comentamos, debemos decir que sentimos que acudiríamos a ver una comedia. La carnaza era la siguiente (copiamos directamente del dossier de prensa):
Esteban y Marigel tienen una ferretería.
Esteban y Marigel se quieren.
Esteban y Marigel son felices y no se hacen muchas preguntas. Todo muy bien.
Ellos son, Esteban y Marigel y punto.
Pero un día el Teatro viene al pueblo y Esteban, deja de ser Esteban…
Fascinado por la experiencia, Esteban ya no puede volver a ser el mismo. Algo ha cambiado
en él.
A partir de ese día, “La Música” lo posee, literalmente, convirtiendo su vida entera en un
grotesco musical, incomprensible a los ojos de un pueblo como en el que viven.
Y Esteban empieza a decir la verdad cantando todo el rato… Arder y cantar.
Bien. Comencemos señalando que, a nuestro juicio, «Con lo bien que estábamos» es una comedia fallida. Por un motivo trascendente, entre otros: la historia que se nos presenta poco o nada tiene que ver con la de un hombre fascinado que cambia radicalmente. El pretexto de que «la música» lo posee es, cuanto menos, tramposo, pues lo que experimentará Esteban está más cerca de un trastorno psicótico que de una fascinación o una mesmerización (para ser más correctos). Los cambios que se producen en su vida no parecen estar basados en la voluntad propia. (No daremos más detalles para no hacer demasiado spoiler). Por poner un ejemplo aventurado, sería algo así como si, mutatis mutandis, en «La rosa púrpura del Cairo», Cecilia (la camarera que interpreta Mia Farrow) empezase a atacar a sus clientes con un cuchillo y la película pasase del género de comedia romántica y fantasía al de drama y psicokillers.
Sentimos que esta es una de las mayores trampas de la pieza: su texto. Entendemos esto como un MacGuffin en toda regla (un macguffin, desprovisto de suspenso, en el sentido de excusa argumental que motiva a los personajes y al desarrollo de una historia, pero carece de relevancia por sí misma). Solo hay que atender al curso narrativo: las escenas en las que Esteban se prodiga en su rol de padre con bebé impostado, además de improcedentes, carecen de toda coherencia prevista y cuando esperábamos de Esteban una fidelidad al prototipo de su personaje, apegado a lo caricaturesco, casi propio del cómic, en este punto nos termina recordando más, en el mal sentido, a un Curtis Laforche mañico que ha perdido por completo la chaveta.
Detengámonos aquí a hacer un distingo que permite nuestra lengua: aquel que se da entre lo que es sencillo y lo que es simple.
Sencillo: aquello que comprehendemos como esencial, preciso, sobrio, incluso modesto y certero.
Simple: carente de profundidad, fácil, llano. Una canción como «Here comes the sun» de The Beatles es sencilla. Una canción como «La Macarena» de Los del Río, es simple.
Creemos que «Con lo bien que estábamos» está atravesada por finísimas vetas de sencillez, (véanse, por ejemplo, las coreografías redundantes en la ferretería, algunos momentos en los que Usón canta, como por ejemplo en la boda de la hija de una vecina, o la música de Mariano Marín en las notas que suenan al piano), pero terminamos por reconocerle a esta escritura, gruyère, demasiadas capas de simpleza que la convierten en fácilmente olvidable.
Solo una acertadísima selección de la pareja de actores protagonistas salva esta farsesca comedia musical de arder por completo en la pira de las veleidades.
Carmen Barrantes y Jorge Usón no lo tienen nada fácil para componer sus correspondientes personajes. Echarán, aquí, toda la carne en el asador tirando de recursos propios, de tics, aspavientos, comicidad, complicidad, de una gestualidad clownesca y de sus voces para sostener una trama que es muy difícil de apuntalar y con la que solo los/as entregados/as al estilo «tragicomedia sin hondura» podrán comulgar. Ambos logran encarnar a dos tipos grises, dramaturgicamente repletos de lugares comunes, en una apuesta en firme por lo caricaturesco (con brocha bien gorda) y podemos decir que los dos intérpretes son lo más sensato de la propuesta que, pese a durar solo ochenta minutos, podría verse agraciada por un recorte de tiempo.
Mucha expectativa, pero pocas nueces para esta producción que arrancaba la temporada en el Teatro Español.
Nosotros, somos sinceros, esperábamos algo sencillo, no diremos que un «Here comes the sun«, pero buena parte de la pieza nos acabó sonando como «La Macarena». ¡Aaaayy!
CON LO BIEN QUE ESTÁBAMOS
PUNTUACIÓN: 2 CABALLOS (Sobre 5)
Se subirán a este caballo: Quienes no pongan mucho afán en tratar de discernir entre lo sencillo y lo simple.
Se bajarán de este caballo: Quienes, si tengan afán por el discernimiento entre lo sencillo y lo simple.
FICHA ARTÍSTICA
Texto y Dirección José Troncoso
Con Carmen Barrantes y Jorge Usón
Pianista Néstor Ballesteros
Composición y Dirección musical Mariano Marín
Diseño de iluminación David Picazo
Diseño de espacio escénico y vestuario Juan Sebastián Domínguez
Ayudante de Dirección Belén Ponce de León
Dirección de producción Amelia Hernández
Producción ejecutiva Kike Gómez
Fotografía de escena Javier Naval
Maquillaje escena Ana Bruned
Dirección Técnica Iñigo Benítez (ARMAR)
Diseño cartel original Iñaki Villuendas
Fotografía cartel Jorge Fuembuena
Teaser Javier Macipe
Ayudante de Producción Claudia Andrés
Distribución Emilia Yagüe Producciones
Una producción de Nueve de Nueve Teatro
Con la ayuda a la creación del Ayuntamiento de Zaragoza
y la colaboración de Nara y el Gobierno de Aragón.
Una crítica de Fjsuarezlema

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