The Mississippi mass choir aterrizaba en Madrid para dar una serie de conciertos en fechas próximas a la Navidad. Nosotros los pudimos ver en el Teatro Fernán Gómez de Madrid.
Con el marchamo de contar con un premio grammy al mejor coro de góspel en el año 1997, los veinte miembros de la banda norteamericana se subieron al escenario de la sala Guirau, en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, y dejaron un estupendo sabor de boca a los espectadores que pudieron degustar un menú en el que no faltarían hits reconocidos por el gran público.
The Mississippi Mass Choir ha ido recibiendo numerosos premios a lo largo de su carrera y en 2014 celebraban sus veinticinco años de entrega a la música góspel. En su paso por España quedará en la memoria de muchos su concierto en Santa Cruz de Tenerife en el año 2010 fruto de una gira europea. Allí, unas veinte mil personas se citaron para, en la noche de navidad, escuchar al coro afroamericano interpretando sus temas arropados nada menos que por la Orquesta Sinfónica de la ciudad. No es el mismo caso el concierto que dieron en Madrid en este diciembre de 2019: menos integrantes de la coral y desde luego sin el acompañamiento de una sinfónica sino de teclado, guitarras y batería. Pese a todo, cuando hay calidad, el público lo disfruta porque en este coro de góspel lo importante son sus voces.
Pero el góspel, además de música, es espiritualidad. (música evangélica, en su sentido más restrictivo).
Música arraigada en el sufrimiento de generaciones de esclavos africanos llevados hasta Norteamérica. En la búsqueda de evangelización del góspel encajan con propiedad los héroes del Antiguo Testamento. Y además de sus connotaciones religiosas, de manera más prosaica, el góspel servía a los esclavos negros para comunicarse en clave y burlar así el control de sus amos. Una música, pues, con un sentido profundo y redentor que se incorporaría a la, recién descubierta por los esclavos, fé cristiana. La palabra góspel, de hecho, proviene de la conjunción de las palabras god y spell («llamada de dios» o «palabra buena»).
No acudíamos, nosotros, a esta cita para ser evangelizados, desde luego no entra en nuestros planes. Solo sustrayéndonos a ese intento de predicación bíblica, a esa pastoral o catecismo y atendiendo a la música y las excelentes armonías podíamos disfrutar de la actuación. Toda la parte de moralina religiosa, que entendemos es connatural al góspel, a nosotros nos sobraba (demasiados aleluya, sí).
Disfrutamos porque, en el fondo, el sentido del espectáculo está mucho más desarrollado en la gira de agrupaciones como la que vimos. Todo está pensado para hacer disfrutar a los amantes de este estilo de música. Si bien se acompañan de una parafernalia religiosa, podríamos decir que no existe una sacralización de la música góspel y esta sale de los lugares de culto a los teatros y a las salas de actuaciones, incluso clubes nocturnos. Solo los más ortodoxos como Mahalia Jackson actúan en contextos exclusivamente religiosos. No es el caso de The Mississippi Mass Choir que se metió al público en el bolsillo y nos recordaban más a aquellos músicos heterodoxos (tipo Solomon Burke, Al Green o Rosetta Tharpe) capaces de hibridar lo religioso con lo secular.
El sonido, las exhortaciones, las palmas, la participación del público, los cuerpos, en el patio de butacas, queriendo bailar y expresarse, coronarían nuestra experiencia que resolvió en un deleite para los oídos y otro para el alma, para el regocijo de esta. Y, claro, que el alma se regocije, nunca deja de ser una muy buena noticia.
GÓSPEL: MISSISSIPPI MASS CHOIR
XXV Festival Grandes del Gospel 2019
The Mississippi mass choir
Teatro Fernán Gómez