SI VOS NO HUBIERAS NACIDO. Las buenas intenciones

Un grupo de mujeres nos cuenta cómo sus biografías están tejidas por experiencias de superación y lucha para seguir adelante en un país como El Salvador donde desde el mismo momento del nacimiento, el destino parece conjurarse para llenar el camino de obstáculos.

Esta podría ser una suerte de sinopsis de la obra «Si vos no hubieras nacido», que de la mano del colectivo teatral Salvadoreño La Cachada, y dirigida por Egly Larreynaga, nosotros hemos podido ver en el Teatro del Barrio.

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Dice la directora que uno de los disparadores de la función se dio cuando acompañó a una joven a una clínica, en El Salvador, para ver si estaba embarazada de su tercer hijo. Comenta que sintió la angustia de la muchacha que al saber que el resultado era positivo se derrumbó y se echó a llorar. ¿Por qué una noticia como esa era recibida con dolor? Desde ahí surge Si vos no hubieras nacido, como apelación a una maternidad no deseada, casi forzada, en un país sumido en la violencia y en el que el machismo o la religión asientan sus raíces, con inusitada fuerza, en lo político, en las leyes. La violencia campa también a sus anchas con pandillas que amenazan, extorsionan y matan. Cuatro mil homicidios al año en un país que no está en guerra, pero en el que mueren más personas que en países en guerra (una media de entre doce y catorce muertes al día).

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El Salvador no se presenta como el mejor lugar del mundo en el que vivir y los propios salvadoreños y salvadoreñas lo saben: el trabajo no se da, no se dan oportunidades, los asesinatos están al orden del día, etcétera. Las maras, la violencia desatada, fruto de un pasado mal amarrado (la guerra que sacudió el país entre 1980 y 1992 y en la que hubo más de 75.000 víctimas mortales) es el problema más terrible que debe afrontar una sociedad como la Salvadoreña que ha visto aumentado su saldo migratorio en los últimos años. El final de la guerra civil, en el 92, solo contribuyó al paripé de firmas de acuerdos de paz que, desgraciadamente, no se cumplieron. La guerrilla, sí, se convirtió en partido político y las tropas dejaron de estar movilizadas, pero ¿y la pobreza? ¿Y las desigualdades sociales supinas? ¿Y el sistema educativo, de salud, el empleo, o la violencia? De aquellos polvos, estos lodos.

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Las mujeres que se plantan sobre el escenario no son actrices, son mujeres interpretando, a su modo, su propio relato, sus autoficciones (que ojalá lo fuesen). Sus biografías parecen estar atravesadas por daños y más daños colaterales de la existencia en uno de los países que encabeza los rankings de los más violentos del mundo. También es cierto que el país posee una fortaleza envidiable: la población es mayoritariamente joven (el 52,6% de la población es menor de 30 años) y esta característica debe hacernos pensar en la esperanza para una sociedad que ha de rehabilitarse y confrontar su realidad.

Lo bueno de la propuesta es su actitud de trasladar al teatro una realidad dura e implacable. El querer dar una voz y un espacio a mujeres silenciadas por la propia dinámica de un país en el que por el hecho de ser mujer pasas a un rincón de cuarentena. Mujeres sometidas a un sistema político patriarcal en el que se feminiza la pobreza, la exclusión, la falta de libertades, la igualdad, el acceso a un trabajo y aun salario. Es importante conceder ese espacio para contar, para divulgar las historias de estas mujeres.

Con todo, la obra, en un análisis estricto de lo teatral, de lo dramatúrgico, se queda en inconexa, en deslavazada, en demasiado precaria desde el punto de vista de cómo está contada la historia. Se nos hace ciertamente tediosa y monótona, sin apenas vuelo poético, entregada por entero a una idea que se sostiene en el programa de mano, pero no sobre el escenario. La dirección parece inexistente y adolece de una extraordinaria falta de mirada dramatúrgica que permita mover a las mujeres con mayor solvencia frente al público. Aquí, la platea se percatará enseguida del trabajo hecho: muy buenas intenciones. ¿Condición interesante?: Sí, pero en absoluto suficiente.

SI VOS NO HUBIERAS NACIDO

PUNTUACIÓN: CABALLOS

Se subirán a este caballo: Quienes pongan las historias con carga social por encima de otros aspectos.

Se bajarán de este caballo:  Quienes no tengan suficiente con las buenas intenciones.

***

 

FICHA ARTÍSTICA

Textos: vidas reales de las propias intérpretes.

Dirección:Egly Larreynaga

Intérpretes: Evelyn Chileno, Magali Lemus, Magdalena Henríquez, Marian Santamaría
Ruth Noemy Henríquez y Wendy Hernández.

La Cachada Teatro

 

 

Una crítica de Watanabe Lemans

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