KINGDOM. La impronta bananera del heteropatriarcado capitalista.

En marzo de 1899 un constructor de ferrocarriles, Minor Cooper Keith se mete en el negocio de la producción de plátano y abre, en Costa Rica, la primera fábrica del emporio en que más tarde convertiría a su United Fruit Company. Su historia, la de un poderoso empresario, incursionará, en esta pieza, con el devenir del Capitalismo y el heteropatriarcado como inevitables discursos dentro de un mismo relato.

Esta podría ser una suerte de sinopsis de la obra «Kingdom» de la Agrupación Sr. Serrano que nosotros hemos podido ver en los Teatros del Canal.

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Si para Virgine Despentes King Kong funciona como «la metáfora de una sexualidad anterior a la distinción de los géneros tal como se impuso políticamente alrededor de fines del siglo XIX» y «está más allá de la hembra y más allá del macho. Es la bisagra, entre el hombre y el animal, el adulto y el niño, el bueno y el malo, el primitivo y el civilizado, el blanco y el negro. Híbrido, antes de la obligación de lo binario» e incluso «la mujer llega a estar realmente fuera de peligro» junto al animal, para la agrupación Sr. Serrano el rey Kong es, claramente, otra cosa: funciona como metáfora del capitalismo heteropatriarcal. El mono/simio que no llegó a ser hombre; el animal, la bestia peluda que se da golpes en el pecho, el macho alfa esencia de la brutalidad de un sistema. Sumemos a King Kong con otro elemento en la misma ecuación: el plátano. Y ya tenemos el andamiaje psicoanalítico de fondo de todo lo que representa este «Kingdom».

Sobre el escenario la parafernalia habitual a la que nos estamos habituando cuando asistimos a una obra contemporánea: mesas con un montón de elementos, objetos, y una cámara de vídeo para grabarlo todo, en directo. La imagen, por descontado, ha de ser volcada  en una pantalla lo más grande posible. Al margen de lo performativo y más o menos original que termine siendo la técnica, la forma utilizada, en el caso que nos ocupa diremos que posee sentido y hay un trabajo certero. De hecho, es realmente divertido observar detalles que aparecen presentados en la pantalla y guiños en forma de ironía, de actuada metarealidad.

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La historia emplea el relato de Minor Cooper Keith solo como salvaconducto. Como pretexto idóneo para asestar un golpe de gracia al verdadero protagonista de la pieza: el hombre. Pero no cualquier hombre. Aquí se nos advierte en torno al machirulo criado en brazos del Capitalismo, se nos devuelve la imagen del hombre que se ha dejado arrullar por los cantos de sireno del Capital. Y, claro, el Capital es hetero. Y es machote. Y es un gorila rugiendo en lo alto del Empire State, pero es, igualmente, un devoto del gym, de las proteínas, de los abdominales. El Capitalismo es el reino y sus súbditos, los que van dejando un reguero de testosterona a su paso, sus mayores devotos. En esa tesitura, el plátano (producto con el que la United Fruit Company hizo negocios millonarios) llegará a todos los hogares, abastecerá todo el mercado con el deseo de que a la humanidad nunca le falte un trozo de plátano que llevarse a la boca. 

Nos gusta esa elección falocéntrica que comporta la imagen del plátano como elemento aglutinador de esta pieza. Aquí, lo importante no es hablar de Minor Cooper Keith y de su mirada visionaria como negociante pues es solo un barniz superficial. Lo que importa es rascar sobre ese epitelio y entender de qué modo el Capitalismo se adueña de todos nosotros mediante su mensaje patriarcal. De qué modo el Capitalismo reside en la televisión, en las redes sociales, en la moda, en los cuerpos, en las dietas, en la educación, en la sexualidad, everywhere (solo hay que seguir al dinero).

En el fondo hay algo atávico, algo que ya estaba ahí en las sociedades pre capitalistas y feudales: el hombre priorizado siempre frente a la mujer.  Así lo confirmaba hace pocos días el gremio de los empresarios en España: un informe de la gran empresa consideraba que las mujeres son menos propensas a asumir riesgos y tenderían a negociar de manera más conciliadora. (Ahora deberíamos escuchar un golpe de puños golpeando en el pecho). Seguro muchas y muchos se escandalizarían, pero también muchos, por desgracia, no le negarían la mayor a semejante informe.

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Esta pieza tiene mucho de artefacto «camp», de maquinaria crítico-lúdica bien engrasada, de disparate incendiario, de elocuente fantasía masoquista en torno al poder y el dinero, de dardo disparado al corazón del macho alfa, de parodia contra el músculo como fetiche de la hombría, de estimulante divertimento alrededor de la reflexión, agazapada,  sobre lo necesario de una nueva masculinidad. (Eso sí, el baile final tipo Haka de los All Blacks acaba pareciéndose más a un fin de fiesta en la Tanga Party).

Nosotros nos quedamos con esta metáfora del King kong  que despliega la Agrupación Sr. Serrano, antes que con la de Despentes porque no creemos que el Capitalismo sea un cuerpo sin atributos. Al Capitalismo le asoma un plátano (quizá bastante melado ya) entre las piernas. Y no, ninguna mujer podría sentirse segura en los brazos de un simio que sigue vivo gracias a las plusvalías de quienes todavía le temen y trabajan para él.  En conclusión: ¿Nuestra recomendación? Pues que si la ven en cartel en su ciudad, no duden en comprar entradas.  (Por si no había quedado claro).

 

KINGDOM

PUNTUACIÓN: 3 CABALLOS Y 1 PONI

Se subirán a este caballo: Quienes busquen la plusvalía de la estética posmoderna.

Se bajarán de este caballo: Quienes la juzguen por su forma antes que por su fondo.

***

FICHA ARTÍSTICA

Creación: Àlex Serrano, Pau Palacios y Ferran Dordal | Performance: Diego Anido, Pablo Rosal, Wang Ping-Hsiang, David Muñiz y Nico Roig | Project manager: Barbara Bloin | Música: Nico Roig | Videoprogramación: David Muñiz | Videocreación: Vicenç Viaplana | Espacio escénico y maquetas: Àlex Serrano y Silvia Delagneau | Vestuario: Silvia Delagneau | Iluminación: Cube.bz | Coreografía: Diego Anido

Coproducción: GREC 2018 Festival de Barcelona, Teatre Lliure (Barcelona), Home Theatre (Manchester), Théâtre National Wallonie-Bruxelles, Grand Theatre (Groningen), La Triennale di Milano – Teatro dell’Arte, CSS Teatro Stabile di Innovazione del Friuli – Venezia Giulia, Teatro Stabile del Veneto – Teatro Nazionale, Festival Romaeuropa y Teatros del Canal

Con el apoyo de: Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, CCCB Kosmopolis (Barcelona), Sala Beckett (Barcelona), Teatre Auditori de Granollers, Xarxa Transversal, Graner – Mercat de les Flors

 

Una crítica de  Watanabe Lemans

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