PUERTAS ABIERTAS. El dios del convencimiento

Un hashtag se ha hecho tendencia en las redes sociales bajo el nombre de #PuertasAbiertas haciendo que la gente abra las puertas de sus casas, para dar alojamiento, a las personas que están en el centro de París en una de sus noches más aciagas: la que tiene lugar tras el atentado en la sala Bataclán. Una mujer decide abrir las puertas de su casa a un joven musulmán con quien compartirá, en vigilia, toda la madrugada, de esa jornada, hasta que amanezca. 

Esta podría ser una suerte de sinopsis de la obra «Puertas Abiertas» que, con texto de Emma Riverola, dirección a cargo de Abel Folk e interpretada por Cayetana Guillén Cuervo y Ayoub El Hilali , nosotros hemos podido ver en la sala Margarita Xirgu del Teatro Español

 

1430678502-RKueA7DtIgXOEyQO9YkrY7L-624x385@Diario Sur

 

Si hay algo realmente novedoso en torno al debate sobre el islamismo y la islamofobia, esto es, sin duda, y sobre todo en Francia, la mediatización del asunto. En esta mediatización, en manos fundamentalmente de los medios de comunicación, entrarían también las redes sociales. Las redes sociales están repletas de perfiles (genuinos o no) que combaten ferozmente en contra de una presunta islamización de la sociedad. Lógica y afortunadamente también existen voces que intentan poner en el foco el asunto de la islamofobia. Tras los atentados a la sala de conciertos Bataclán, de París, el terror regresó a Francia de forma similar a como lo hizo tras los atentados en la sede del semanario Charlie Hebdó o tras los atentados de Niza: todo aquello relacionado con lo musulmán, concitaba un racismo más o menos velado.

Hay dos racismos: el explícito (véanse los argumentarios del Frente Nacional francés de Marine Le Pen) y un racismo menos explícito, pero larvado e igualmente instaurado en buena parte de las sociedades (un racismo moderado, que diría Tomás Deltombe). Y gran parte de las sociedades occidentales de hoy día aún tienen pendiente la tarea de mejorar una pedagogía mediática que no asocie de forma absolutamente directa al musulmán con el terrorista. Pero los medios de comunicación, bien engrasados por unas élites políticas faltas de toda objetividad, se entregan a la tarea de hacer equivaler islam a fanatismo, fundamentalismo, terrorismo. Parece ya una idea bien implantada que venía germinando antes de los atentados de las Torres gemelas de Nueva York.  De este hipotético «peligro islámico» es del que nos habla Riverola en esta «Puertas Abiertas». Como texto, creo que se trata de un texto estupendo.

Más allá de las críticas que pueda recibir de aquellos/as que siempre harán observancia de sus puntos débiles (el buenismo, por ejemplo), el texto está perfectamente apuntalado y posee fuerza. Fuerza semántica, metáforas evidentes, vigor en su intento de vindicación contra la islamofobia. Creo que es uno de esos textos que leído resulta redondo. La autora, Emma Riverola, se entrega a una trama que es activista y eso es, con diferencia, lo que más nos gusta. Un teatro contestatario, que muestre los precarios equilibrios de las sociedades que habitamos; un teatro con carga de beligerancia política ineludible. Lo que menos me gusta, dentro del texto, es su inserción de otros asuntos que parecen atravesar la historia y no terminar de redondearse. Por ejemplo, no comprendo muy bien toda la carga (excesivamente simbólica y que daría para una sola historia) del racismo con los negros, cuando se habla de la historia que hay detrás de la canción strange fruit popularizada por Billie Holiday. Sobran, a mi juicio, las imágenes de los tristemente célebres Thomas Shipp y Abe Smith, dos hombres negros, colgando de una soga en unos árboles de Indiana, Estados Unidos, en los años 30. No porque el relato de aquellos infames linchamientos no sea necesario sino porque, antes bien, se desvirtúa la trama en torno a la islamofobia cuando se añade la voluminosa simbología del racismo a la raza negra. Genera cierta dispersión, por mucho que entendamos que lo que se quiere hacer es poner de manifiesto que siempre han existido lodazales que nos deben avergonzar como humanidad. 

 

madridcultura-9efcf-cayetana2850

 

Hay otra intrahistoria en la trama de Riverola que nos parece que corre mejor suerte y es la de otro terrorismo: el terrorismo íntimo que ha vivido la protagonista. En su día a día, en su relación de pareja. Esta intrahistoria sí nos resulta acertada como metafórico que servirá de insight a la protagonista para comprender a su invitado. Tan lejos, tan cerca. 

Por suerte o por desgracia, no solo he de juzgar («juzgar», qué verbo más rimbombante. Me gusta más cómo suena si le quito la «z»), el texto de la pieza. Hablaré del apartado escénico, de la dirección y de la interpretaciçon, tal y como a mí me alcanzaron.

En lo que respecta al espacio escénico y la iluminación, en manos de Paco Azorín y de Azorín y Sergio Torres, respectivamente), hay que destacar que la propuesta es más que interesante. El cubo que hace las veces de espacio hogar es un espacio francamente sociófugo y repele a la hora de pensarlo como habitáculo. Transmite claustrofobia y entendemos que ese es el efecto que se desea lograr. La casa como un lugar en el que el terror entra a través de los ruidos de la calle, de las imágenes que se ven desde la ventana. La casa no siendo ya un lugar del todo seguro; máxime cuando se abren las puertas a un incierto invitado. Por desgracia, no acabo de encajar del todo la escenografía en el espacio de la sala Margarita Xirgu: tengo la impresión de que no era el espacio más idóneo y quedan muchos huecos que no se rellenan satisfactoriamente más allá de la estructura que abarca el cubo rojo. Estupendo en el apartado de videoarte  Joan Riedweg. 

En el apartado de movimiento escénico que está presente en la propuesta, este queda en manos de Ariadna Peya. No me convence. Me saca del contexto. Desmaterializa lo que se estaba consiguiendo materializar emocionalmente con las palabras y con el ritmo que iba fluyendo la historia. Queremos comprenderlo/asimilarlo como una ruptura que intenta funcionar como una exteriorización de la psique de los personajes, pero no ayuda a que la historia se eleve y la ruptura chirría sobremanera. 

Abel Folk, que dirige la propuesta, nos sorprende en su forma de gestionar las voces y los actos de los personajes. Ninguno de los dos actores nos resulta demasiado verosímil y desde el minuto uno, sentimos que ambos están sobreactuados. Los tempos parecen fluir, en cuanto a agilidad, pero, debo reconocer que lastrados por un modo de escupir las palabras que acaba siendo molesto: tanto el personaje de él como el de ella parecen enfadados desde el principio, crispados y se podría comprender el nerviosismo, pero no esa hostilidad imperante toda la función.

Echo en falta un despliegue de otras tesituras, de otros matices en las voces de ambos, si bien, Cayetana Guillén Cuervo logra, en algunos momentos, fluir de otra manera y dar algo de respiro. Con todo, en un alto porcentaje, elige transitar por una voz a la defensiva como constante y eso no resulta bueno. Él, el actor Ayoub El Hilali, (no entendiendo aún muy bien si obedeciendo fielmente las directrices del director), resulta situarse muy lejos de un afecto empático por parte del público; no tiene tanto que ver con su texto como con la expresión del mismo que, diré, resuena envalentonado, bravucón, incluso en aquellos momentos en los que, por lo que está diciendo, debería parecer más tierno, generar más empatía. No llega a dónde debería o cómo debería y su papel merece bien merecería una revisión. 

Hay muchos dioses desfilando por el texto de Riverola. Lo contará la protagonista. A mí, de entre todos, me ha faltado uno. Uno que llamaré «el dios del convencimiento«: un dios que se encarga de hacer que quienes interpretan un texto, logren la magia de convencer al público. 

 

PUERTAS  ABIERTAS

PUNTUACIÓN: 2 CABALLOS Y 1 PONI (Sobre 5)

Se subirán a este caballo: Quienes quieran toparse con una historia inspirada en los terrores cotidianos.

Se bajarán de este caballo: Quienes no se dejen convencer por unas interpretaciones irregulares. 

FICHA ARTÍSTICA

DIRECCIÓN: ABEL FOLK
TEXTO: EMMA RIVEROLA  
REPARTO: CAYETANA GUILLÉN CUERVO Y AYOUB EL HILALI  
ESPACIO ESCÉNICO: PACO AZORÍN
VESTUARIO: PATRICIA MONNÉ
ILUMINACIÓN: PACO AZORÍN Y SERGIO TORRES
VIDEOARTE: JOAN RIEDWEG
MOVIMIENTO ESCÉNICO: ARIADNA PEYA
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: PACO MONTES
AGRADECIMIENTOS: MARÍA DE LA LIBRERÍA OCHO Y MEDIO, SUSI SWETTS DRESS, JUANA LA LOCA AND THE VICTORIANS, PITILLOS, LUÍS MAURI, POL TURRENS Y SONY

UNA COPRODUCCIÓN DE HOLD-PRINCIPAL SL, TEATRO ROMEA, TEATRO ESPAÑOL DE MADRID, INSTITUT CATALÀ DE LES EMPRESES CULTURALS (ICEC)CON LA COLABORACIÓN DE SONY Y MUCHA CALMA SLU

***

Una crítica de Mi Reino Por Un Caballo

Síguenos en Facebook: https://www.facebook.com/www.mireinoporuncaballo.blog

Y en Instagram: https://www.instagram.com/mireinopor/

 

FF

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s