Los principales hitos que marcaron la guerra civil son relatados en escena evocando aquellos momentos de sufrimiento y oscuridad que hubo de vivir España durante tres largos años de guerra y muchos más de cruda posguerra.
Esta podría ser una suerte de sinopsis de la obra «1936» que con texto de Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga, dramaturgia de Albert Boronat y Andrés Lima y dirigida por Andrés Lima, nosotros pudimos ver en la sala principal del Teatro Valle- Inclán, en Madrid.

«Un hombre desarmado siempre es un firme bloque: sabe que no es estéril su firmeza, y resiste.
Y los pueblos se salvan por la fuerza que sopla desde todos sus muertos».
Rezan así los versos del poema «Pueblo» de Miguel Hernández y, nada más comenzar a redactar estas líneas, obviamente, nos ponemos de su lado, nos sumamos a su bando pese a que el terrible asunto frente a una guerra nunca debe ser el de decantarse por un bando porque eso es lo de menos. El asunto pasa por que esa monstruosidad que atenta contra lo que nos hace humanos, termine lo antes posible. Al pensar en escribir esta crítica nos hicimos la siguiente pregunta:¿Cuánto saben las nuevas generaciones que habitan este país, sobre la guerra civil española? ¿Les quedan familiares, abuelos o abuelas que puedan hablar de aquellos años, tal vez de la posguerra? Cada vez menos. Sobre todo a los jóvenes nacidos veinticinco años atrás. Ya no hablamos, al decir «nuevas generaciones», de jóvenes de dieciséis o dieciocho años sino que apelamos a chicos y chicas de veintipico, de treinta. Tal y como está el panorama, un día, tal vez usted mismo entre en el en el Museo del Prado y se encuentre a un grupo de chavales de secundaria observando el cuadro de Goya «Los fusilamientos del dos de mayo» y logré escuchar a uno de los chavales, diciéndole a sus compañeros: «esos que son fusilados eran los que iban contra Franco, que era el bueno». Más allá de esta conjetura posible, debemos señalar que las casuísticas y las estadísticas apuntan en esa dirección desfigurada de la historia en la que el rigor pierde sus formas frente a la posverdad y frente a los bulos que, además, son ampliados e hipertrofiados, sin pudor, por las redes de la ultraderecha. Hasta en Tik-Tok se pueden ver vídeos burdamente manipulados en los que la cantante Aitana parece cantar, emocionada, en un concierto multitudinario, nada menos que el «Cara el sol». Como dice el escritor e historiador Gonzalo Pontón esto obedece a «la pereza de pensar». Y no solo les da pereza a algunos jóvenes. A muchas otras personas, no tan jóvenes, también les sucede. Y cuando no pensamos, no leemos, no conocemos, no indagamos y no podemos desarrollar un punto de vista crítico de las cosas. Mal endémico en este país.

El asunto de los dos bandos no es precisamente el planteamiento explícito de «1936» que, desarrollada en cuatro horas y pico de duración, vertebra su estructura en torno a los tres años que duró la guerra civil española haciendo un repaso evocado de algunos de los principales hitos que configuran ese espacio de tiempo del que cualquier persona decente debería avergonzarse. Tal evocación es a veces más interesante que otras. A nosotros nos interesó especialmente todo lo relacionado con los discursos bien documentados, con los datos históricos y con momentos realmente potentes que se fraguan en los diálogos entre figuras representativas que hacen desfilar por la escena desde Queipo de Llano al mismísimo Francisco Franco; desde la Pasionaria a Primo de Rivera; desde Azaña a Clara Campoamor o Georges Orwell.
El hilo conductor, además de la guerra, parece pasar por los diarios de Pilar Duaygües una joven que contaba con catorce años cuando se produjo el golpe de Estado franquista contra el gobierno de la República; en un diario, la joven relataría sus sentimientos en torno a una de las etapas más lamentables de la historia Española.
En algún pasaje de sus diarios la niña Pilar escribe: «Me da rabia ir al cine porque obligan a saludar con el brazo tendido. En la pantalla aparece el rostro del idiota de Franco mientras tocan el himno de ellos y todo el mundo ha de ponerse en pie y saludar. A mí, el primer día, me cogió una pasión de reír al ver a tantas personas con el brazo horizontal, que parecía que mirasen si llovía«.
Si la muchacha hubiera visto cómo el mundo se ha ido llenando de idiotas saludando con el brazo en horizontal, no daría crédito. O sí, porque, obviamente, ella vivió cómo caían las bombas en Barcelona y cómo llegaba el hambre, la decepción, la desalmada y desabrida tristeza que trae consigo una guerra.

En escena, con sus diferentes encarnaciones de personajes irritantes, nos gana Antonio Durán “Morris” (que traza semblantes de Queipo de Llano, el Obispo Antonio Montero o Nicolás Franco, el padre del dictador) y también Juan Vinuesa ( que se mete en el pellejo de Francisco Franco, Norman Bethune o Ramiro de Maeztu). El momento en que se le aparece su padre a Franco es una mordacidad deliciosa. El resto de las interpretaciones, desde luego equilibradas. Hay talento y es objetivo.
La dramaturgia incluiría un acompañamiento musical y de figuración a lo largo de toda la obra que ayudaría a levantar momentos de la propuesta algo menos lucidos (sin acento) en los que algunos personajes nos emocionarían menos pese a comprender su sentido escénico. El caso, por ejemplo, del personaje de Mika Feldman de Etchebéhère que, entre otros, interpretará Alba Flores. Pese a que el interés sobre la figura de Etchebéhère tiene atractivo, no podemos dejar de verlo como una suerte de personaje pensado para trazar una mirada sobre las checas de la República un tanto más propensa al sesgo.

Hay en esta obra mucho oficio, mucha sabiduría, una desbordante pulsión y voluntad por contar y retratar, evocar, la guerra civil; hay titanes de la escritura teatral poniendo su maquinaria al servicio de una historia que desea ser contada alejándose de los dos bandos, pero, la equidistancia es imposible, el contentar a griegos y troyanos no debería ser un objetivo. Se nota también la ingente tarea por acometer esta empresa con buen tino, con juicio, con fuentes acreditadas y lecturas, acceso a documentos y a archivos que guardan la historia de aquellos años. No podemos más que atesorar esta pieza como lo que es: el recordatorio indeleble de ese extrañamiento de la historia que no debe dejarnos nunca indiferentes. Tal vez, solo así, algún día podamos llegar a suscribir aquella bienaventurada alabanza de Orwell que, tras combatir en la Guerra Civil Española, en 1938 se atrevería a sentenciar: “Tengo los recuerdos más malos de España, pero tengo muy pocos malos recuerdos de los españoles.”
1936
PUNTUACIÓN: 3 CABALLOS Y 1 PONI (Sobre cinco).
Se subirán a este caballo: Quienes apuesten por acercarse a nuestra historia más reciente para recordar de dónde venimos.
Se bajarán a este caballo: Quienes, temerosos de la memoria histórica, se instalen en el negacionismo y el revisionismo recalcitrantes.
Ficha artística
Texto
Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga
Dramaturgia
Albert Boronat y Andrés Lima
Dirección
Andrés Lima
Reparto (interpretan estos y otros personajes)
Antonio Durán “Morris” (Queipo de Llano, Obispo Antonio Montero, Nicolás Franco), Alba Flores (La Pasionaria, General Rojo, Mika Etchebéhère), Natalia Hernández (Yangüas Messía, Cardenal Gomá, Señora Guerra), María Morales (Manuel Azaña, Largo Caballero, Clara Campoamor), Paco Ochoa (Pau Casals, George Orwell, General Mola), Blanca Portillo (José Antonio Primo de Rivera, Von Richthofen, Rosario La Dinamitera), Guillermo Toledo (General Yagüe, Alfonso XIII, General Miaja), Juan Vinuesa (Francisco Franco, Norman Bethune, Ramiro de Maeztu) y Coro de Jóvenes de Madrid
Escenografía y vestuario
Beatriz San Juan
Iluminación
Pedro Yagüe
Video creación
Miquel Àngel Raió
Composición musical
Jaume Manresa
Espacio sonoro
Kike Mingo
Caracterización
Cécile Kretschmar
Documentista
Llorenç Ramis Garcia
Plano Madrid Bombardeado
Luis de Sobrón y Enrique Bordes
Ayudante de dirección
Laura Ortega
Ayudante de escenografía
Arantxa Melero
Ayudante de vestuario
Berta Navas
Ayudante de iluminación
Marina Palazuelos
Ayudante de vídeo creación
Gonzalo Bernal
Comunicación Check In Producciones
Pepe Iglesias
Ayudante de producción Check In Producciones
Mayte Barrera
Diseño cartel
Emilio Lorente
Tráiler y fotografía
Bárbara Sánchez Palomero
Productor Check In Producciones
Joseba Gil
Producción
Centro Dramático Nacional, Check In Producciones y El Terrat
Colaboración
Asuntos Culturales, Teatre L`Artesà y Teatro de La Abadía
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Una crítica de Mi Reino Por Un Caballo
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